I Liguilla Tripulación Reducida –Club de Vela Puerto de Andratx – 20 de mayo de 2012
Tercera prueba
Mientras la flota arranchaba a son de mar los veleros, las condiciones de viento y mar crecían: rápidamente en la bahía de Andratx las olas empezaban a agrandarse y a romper arrastradas por un viento en aumento y frescachón.
Finalmente una línea y un desmarque. Con rigor y valor, había que competir, navegar y amarinar los barcos capeando condiciones difíciles. Mayores con rizos, otras sin, foques en proa, otras velas enrolladas… un chasquido ensordecedor al más mínimo desvente, al remontar las olas, al caer, en un seno enorme y profundo, al hincar la proa la ola siguiente… un silbido agudo en la jarcia visiblemente exigida, el barco evitando el desaparecer a la siguiente embestida, abatiendo y derivando frente a la corriente y con rociones barriendo la regala primero, luego toda la cubierta, disparados hacia el velámen y a la piel pegada del rostro.
Diez barcos apuntando en la embravecida mar hacia el desmarque, ciñendo a
rabiar sin culos en la banda, es un espectáculo de proporciones heroicas con la Mola de telón de fondo. Señal de salida pegados a Comité y el resto de la flota a sotavento, con s’Avenc amenazante orzando… pudo sólo caer a sotavento y naturalmente haciendo valer sus 40 pies con mayor velocidad, mientras Ropit IV nos aguantaba la proa a una eslora. Ana María más cerca de tierra seguido por Fehurihi y Blau Vent.
Virada del Bachibuzuk, ahora amurado a babor intentando cruzar nuestra proa… Rafael y yo apurando al máximo conseguimos exigirle preferencia, hoy sí, obligándole a virar tras un momento de gran tensión. Las aproximaciones con viento duro llegan a poner a dura prueba los nervios más templados; la seguridad y prudencia han de primar sobre todo lo demás. Maniobra limpia, de entrada beneficiosa, aunque no supimos aprovecharla, ya que acabamos pasándonos de boya y con dificultad para calcular un viento cada vez más duro, con rachas atemporaladas de treinta y cuatro nudos y una ola muy desordenada y rompiente! Tras la marca, nos esperaban dos largos bordos, de ida y vuelta a la Isla Mitjana navegando de través. No hubo mucha historia. Una procesión de ida y vuelta negociando una fuerte marejada con picos de gruesa frente a Punta Galinda, donde el rebolte y la menor profundidad de la costa se hacia más evidente e inquietante. No menos duro parecía el freu de Mitjana, con una fortísima corriente que había que tener en cuenta. En este paso, Pau Toni y Jose Luís fueron valientes, muy valientes, virando muy cerca del islote y con brillante desparpajo superaron por el interior y a sotavento s‘Avenc más conservador. Maravilloso de ver. Viva la intrépida juventud del Bachibuzuk. Esa maniobra les costaría el trofeo a Toni Marqués y Tiá Rotger, viéndose superados en tan solo doce segundos por este último al final de la prueba, perdiendo así ese valiosísimo punto y finalmente clasificándose segundos de la general empatados a puntos con el primero.
Una manada de delfines saltaba en el aire a una superlativa altura en medio de las grandiosas y picudas olas frente a Cala Egos, como si nos dieran el gusto de celebrar este final de temporada camino de la llegada…
El Comité iba radiando a través del VHF la intención de no disputar más pruebas en el día de hoy. Algunos aliviados, otros contrariados, regresamos todos a puerto. Fehurihi lo interpretó como una señal premonitoria de ventura y éxito: así fué para ellos y ganó la prueba además de hacerse con el Trofeo de esta primera Liguilla de Tripulación Reducida. Carlos Ros y Carlos Garau, de Sóller, aunque navegan siempre con los colores del Club de Vela, son uno de los clase 4 más en forma del momento.
Segundo fue el Blau Vent, el más pequeño de la flota, navegando con valor y gran determinación. Las imágenes cruzando la línea de llegada con spi son testigo inequívoco de ello y de que Alejandro Riera y su copiloto iban a por todas. Han quedado a las puertas del podio, contabilizando una prueba menos y sin descartes, han pagado muy caro la falta. Pero las maneras allí están y me congratulo por el rendimiento de esta tripulación y de este First de poco más de 21 pies de eslora.
“Ana Maria” de Jose Juan Torres completaría este podio de valerosos tripulantes.
Una poco satisfactoria última prueba para el Andrea - Otis, pero que le valdría igualmente para completar el podio en la general. Un camino verde para este First de 23 pies, patroneado por Raul Muñoz y Juan José Merayo de Banks Sails.
Nos quedará la duda de qué hubiera pasado de haber disputado otra prueba en estas condiciones y así poder aplicar un descarte. Opinaremos acerca de la decisión del Comité, de si fue acertada, excesivamente prudente o sencillamente equivocada. Ésta no quiere ser una opinión ni éste es el lugar para hacerlo. Allí queda la duda junto con el relato de una regata de las que apetece contar en el Club, con los amigos, los rivales y con la familia.
Va por el Club de Vela el acierto de esta primera Liguilla a Dos; ya estoy impaciente por competir nuevamente en esta modalidad y estoy convencido de que somos muchos más en desearlo.
Mi co-patrón Rafael Bosch y yo recogemos y ordenamos el barco: muchas cosas volaron en el interior… aun he de encontrar un cubilete portalápices, premio recibido en no me acuerdo que regata. En algún lugar estará escondido… cuando lo encontremos recordaré aquella ola grandiosa, llena de espuma que corrió rompiendo por debajo y por arriba enseñándonos por el costado un seno atormentado de espuma y reflejos turquesas en un fondo azul marino de una intensidad centelleante, mientras las demás olas iban a estrellarse sobre las ocres y cortantes piedras de Punta Galinda, donde todo parecía blanco esplendoroso en la línea de mar.
Giro la llave y pulso el botón de arranque de un Triumph TR3 del año 59. El ronroneo metálico y vigoroso del cuatro cilindros en línea de doble carburador situado delante bajo un interminable capó, es hechizante. Al aire libre, el cielo y el aire entran por todo, agitando una vez más mis sentidos y pegando mi piel, aunque ahora conduzco relajadamente manejando un volante de fina madera y radios de metal por una sinuosa carretera en un pinar lleno de claros y oscuros, allá donde el sol penetra entre las copas de los árboles, agitadas por el gran viento que sigue soplando mientras mis recuerdos, de día y de noche de este fin de semana me acompañan íntimamente.
Me siento bien. Los ganadores de este Trofeo puede que consigan sentir lo que ahora describo a bordo de esta joya de antaño de la mano de Mallorca Driving y del Club de Vela del Puerto de Andratx. Podrán al menos probarlo.
Luca Monzani
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